Los bulos y leyendas urbanas sobre la comida que recorren nuestra cultura popular no tienen fin y aunque la ciencia se encarga de desmontarlos la peña se aferra que no veas a la primera estupidez que les cuentan. Solo hay que ver la de gente que últimamente cree que la tierra es plana o que no pisamos la Luna. Pues eso. Así que ahora voy a hablar de cositas que crees que van a acabar con tu vida produciéndote cáncer o cualquier tipo de patología sin ser ellas nada de eso.
10. LA COMIDA ENLATADA.
Con todo este movimiento en contra de la comida ultraprocesada algunos ponen en el mismo saco alimentos que no tienen nada que ver. Las conservas y latas bien producidas no tienen porqué suponer un problema para la salud siempre y cuando no contengan aditivos que puedan resultar nocivos.
9. COMER GLUTEN.
El gluten es la proteína de los cereales. Hay gente que es intolerante al gluten como la hay que es alérgica a los frutos secos. El resto de personas pueden consumir alimentos con gluten sin ningún tipo de problema. Algunos supermercados han utilizado el ‘sin gluten’ como un reclamo comercial que a veces roza el absurdo.
8. MEZCLAR HIDRATOS DE CARBONO CON PROTEÍNAS.
Las dietas disociadas son, como casi todas las dietas de este tipo, una patraña como una casa y carecen de la más mínima base científica. La gracia de una buena dieta es que aporte a nuestro organismo los nutrientes necesarios y sea por ende variada y equilibrada. Lo que hay que hacer es mover el culo y abandonar el sedentarismo quemando calorías.
7. LOS ALIMENTOS ACIDIFICANTES.
Otra patraña como una casa. Las dietas alcalinas son una bobada y comer alimentos acidificantes no produce cáncer.
6. EL MICROONDAS.
No produce cáncer ni calienta con radiaciones ni nada que se le parezca. No es un reactor nuclear, caris. Las moléculas del agua que contienen los alimentos son estimuladas mediante ondas y me gustan las chapas que vibran, calentando así la comida. Fin. No hay más. Hay cientos de miles de estudios al respecto y se ha demostrado que, no solo no produce cáncer si no que es más sano incluso que otras formas de cocinado. Lo que sí que es malo es quemar la comida.
5. LOS HUEVOS.
No son malos. Puedes hacer tortillas, revueltos, ensaladas, postres y todo tipo de platos con ellos. Hay cientos de estudios sobre sus efectos sobre el colesterol y, salvo prescripción médica, se pueden comer sin problema dentro de una dieta equilibrada. Y completos. Ah, y tanto da el color que tengan por fuera.
4. EL AGUA DEL GRIFO DE BARCELONA.
Se puede beber tranquilamente. Tenemos por costumbre beber agua embotellada básicamente por el sabor, pero si nos quedamos sin ella y te cierran el paki de debajo de casa no te agobies: sírvete agua del grifo y ya. ¿Que sabe un poco a cloro? Déjala reposar unos segundos y listo. El tema de la cal y otras sales ya es algo más complejo. Ah, y el agua tiene que tener cloro o hervirse y estar debidamente filtrada. Hay que tener cuidado con beber «agua cruda». Suficiente tenemos ya con la campaña de la leche en este punto. No nos carguemos 200 años de investigaciones sobre bacterias. Si Pasteur levantara cabeza os escupía en la cara unas cuantas.
3. EL FAST FOOD.
Lo que realmente te engorda de una manera directa son las salsas, los postres y los refrescos repletos de grasas y/o azúcares. Que comas pan con tomate, lechuga, carne y queso de manera moderada no te va a matar. Es más, hay gente que hace de eso su dieta básica. Durante años se vio que el modelo de menús de los restaurantes de comida rápida incidía en la obesidad y empezaron a incluir la pizza, la pasta, las patatas y las hamburguesas como comida rápida y perjudicial para la salud sin ningún tipo de cortapisas cuando el problema radicaba más en el excesivo consumo de azúcar de otros productos complementarios. Incluir en nuestra dieta cereales, carne, verduras y lácteos no es malo, lo que hay que mirar es la calidad del producto, los nutrientes, las cantidades, la forma en que ha sido cocinado… y racionalizar lo que comemos. Pero generalizar y demonizar la comida porque sí no tiene sentido alguno. Con esto no quiero decir que lo que sirvan en esos restaurantes sea siempre lo más adecuado para llevar una dieta equilibrada, pero tampoco nos volvamos locos que no pasa nada por ir de vez en cuando.
2. MEZCLAR BAILEYS CON REFRESCOS
La gente que cree que mezclar Baileys con CocaCola hace que se te cree una bola en el estómago también vota. Miedo.
1. GLUTAMATO MONOSÓDICO (UMAMI)
El denominado quinto sabor viene dado por una sal totalmente inocua y muy utilizada en la cocina desde hace siglos. Si bien es cierto que fue un japonés el que investigó qué molécula producía ese gusto y se extendió su uso por toda Asia, es de uso común en todas las cocinas. Algunos restaurantes de postureo indican que en la elaboración de sus platos no lo utilizan, pero eso es una mentira como una casa ya que no lo usan de manera intencionada, porque este compuesto se encuentra en varios alimentos. Lo único que se hizo fue aislarlo y, obviamente, no tiene ningún tipo de efecto negativo. La leche materna lo contiene, por ejemplo.
*BONUS TRACK: LOS TRANSGÉNICOS
Tienen un nombre feo y se han vendido fatal entre el público, pero más allá de debates ecológicos o éticos, consumirlos no comporta riesgos para la salud. La gran mayoría de alimentos que consumimos han sido alterados genéticamente respecto a como eran en origen. Las zanahorias, por ejemplo, eran blancas y el plátano tenía pepitas.
¿Sabes algún bulo más? No dudes en añadirlo en los comentarios del artículo.
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